Sobre el castaño

Piezas gemelas de castaño
He utilizado el castaño en muchas ocasiones, por ejemplo en los nuevos falsos techos de la Casa de la Rúa y el restaurante La Gran Taberna, en ambos casos en Oviedo. Estos falsos techos, que fueron realizados por la empresa INDECO, S.L., están formados por piezas de 4 cm × 4 cm de sección y longitudes variables.

Utilizada de esta manera, la madera de castaño presenta una coloración muy agradable que va de un tono naranja a un tono castaño. Si se utiliza en tarimas, el tono es también muy bello, bastante más que el roble, de apariencia menos vistosa. La única precaución necesaria es evitar las tablas procedentes de la albura, que pueden apolillarse incluso en Madrid.

En Asturias y Galicia, el castaño resulta relativamente económico debido a su abundancia, 1000-1200 €/m3, precio muy competitivo teniendo en cuenta frente al pino, por ejemplo, 600-750 €/m3, ya que las secciones serán siempre menores en el primer caso debido a su mayor resistencia. Si bien el castaño es una madera estructural bastante resistente, no lo es tanto como el roble, pero es mucho más asequible, no tanto por cuestiones económicas sino prácticas. Se encuentra también con frecuencia en Ávila y en la Sierra de Salamanca. En Asturias, por ejemplo, es mucho más sencillo conseguir vigas de castaño que de roble, aunque la segunda opción sería preferible dada su extraordinaria resistencia. En casas antiguas, en Asturias, he podido comprobar en multitud de ocasiones que las vigas están hechas de roble y los suelos de castaño sin excepción.

Según experimentos llevados a cabo por L. M. Elvira Martín (“Respuesta de la madera ante el fuego en la construcción”, Informes de la Construcción, vol. 35 [1984], págs. 63-72) en el Laboratorio del Fuego del Departamento de Maderas del Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA), la madera de castaño (Castanea sativa Mill.) presenta una elevada resistencia al fuego (cuadro 4 del citado artículo). Para haya (Fagus sylvatica L.), la velocidad de penetración del fuego es de 0,7 mm/min. [tablas de 27 m, RF38]; para roble (Quercus robur L.), la velocidad de penetración del fuego es de 0,54 mm/min. [tablón de 70, RF124]. Para madera de castaño, los valores serían intermedios. Es decir, en el caso de una pieza de castaño, el fuego consumiría en 30 minutos aproximadamente 1,8 cm, luego en el caso de una pieza estructural de 15 cm × 10 cm expuesta por las caras laterales y la cara inferior, dicha pieza conservaría aún una sección resistente de 13,2 cm × 6,4 cm. La baja velocidad de penetración del fuego en la madera de castaño hace de ella un material muy adecuado para la fabricación de piezas estructurales, y resulta adecuado también para falsos techos y paneles decorativos.

A la hora de trabajarla en el taller, el castaño es una madera relativamente fácil, presentando una gran homogeneidad; es raro que se astille y se cepilla muy bien. En cuanto al acabado, diría que es un término medio entre el roble, más basto, y el nogal, mucho más noble. Por tanto, puede utilizarse perfectamente para muebles y, de hecho, su uso era frecuente para arcas de novia, para las que eran necesarias tablas muy anchas, de 50 cm o más; los castaños se cortan normalmente en diámetros de 60-70 cm, incluso mayores. No obstante, los muebles de castaño presentan una apariencia algo rústica, por lo que era frecuente oscurecerlos valiéndose de ceras con nogalina.

En el caso del castaño, mi preferencia sería utilizarlo para suelos, sobre todo de piezas grandes de anchos variables, por ejemplo entre 20 y 40 cm, según las tablas de que dispongamos. Las piezas más anchas proceden normalmente de árboles más viejos, de figura más vistosa. Esto, que es evidente, lo aprendí de Javier Fronteriz y Jose, de la sierra de El Puelo, entre Allande y Tineo, sin duda la mejor opción que conozco para conseguir buena madera de castaño.

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