La carpintería-ebanistería entre los siglos XX y XXI

Silla doble de Sam Maloof

Federal Art Project, Photographic Division collection

Smithsonian, Archives of American Art: AAA_fedeartp14_2693994.tif)

https://edan.si.edu/slideshow/viewer/?eadrefid=AAA.fedeartp14_ref770


- Georges Nakashima (24 de mayo de 1905 – 15 de junio de 1990)

- Tage Frid (30 de mayo de 1915 – 4 de mayo de 2004)

- James Krenov (31 de octubre de 1920   9 de septiembre de 2009)

- San Maloof (24 de enero de 1916 – 21 de mayo de 2009)

Alan Peters (17 de enero de 1933 – 11 de octubre de 2009)


Habiendo dedicado a esta actividad los últimos veinte años, asistí con pena a la desaparición de tres grandes maestros en apenas seis meses de 2009: Sam Maloof (21 de mayo), James Krenov (9 de septiembre) y Alan Peters (11 de octubre). Con Tage Frid y Georges Nakashima, Krenov, Maloof y Peters forman el grupo de los “cinco magníficos” entre los diseñadores-ebanistas (designer maker, como prefería denominarse Peters, designer and woodworker, Maloof, wood composer, Krenov) que vivieron y trabajaron en la segunda mitad del siglo XX y parte del siglo XXI.

Siendo el más antiguo, Nakashima fue sin embargo el último que conocí (gracias a la mujer de un cliente), que llamó mi atención sobre un recorte de periódico (foto). La filosofía de diseño de Nakashima, bien explicada en su renombrado libro The soul of a tree, podría resumirse en “busca la pieza más adecuada para cosa y no la modifiques mucho”. Se puede ver en la obra de Nakashima una clara influencia del mueble Shaker, dejando siempre el borde natural de la pieza en el árbol – los shaker, a pesar de la pureza de sus diseños, siempre “transforman” la pieza -.

La pasión por la pieza sin transformar, propia de los muebles de Nakashima, ejerció una influencia tal en una legión de diseñadores anónimos, de modo que las mesas “tipo Nakashima” han aparecido por doquier a lo largo de lo que llevamos vivido del siglo XXI. La obsesión por los bordes sin tocar derivó más tarde en la moda de los rellenos a base de resina “epoxi” (resinas epoxídicas, que si bien aparecieron ya en la década de los años 60 del siglo XX, se han desarrollado enormemente en los últimos digamos 25 años); este tema no me interesa realmente. Las piezas son a veces de una gran belleza, pero hay en ellas algo de excesivo, en mi modesta opinión.

Mi referencia sería sin duda Alan Peters, por el equilibrio que siempre consiguió entre un estilo refinado y una técnica sumamente depurada. El único punto no diría débil sino algo sobre lo que Peters pasa de puntillas es la figura de la madera, que no creo que le interese especialmente, desde luego no tanto como a Nakashima.

He aquí la gran pregunta, si debe primar la cualidad del material (el color o la figura, por ejemplo) o la forma de las piezas (el diseño). Desde mi punto de vista, diría que la pieza ha de ser simple, lo que de alguna manera nos permite jugar con las cualidades del material, es decir, de la madera. Como le oí decir a Carme Pinós, arquitecta, en una conferencia en la Escuela de Arquitectura de la UAH, no podemos hacer decoración, pero en su lugar podemos hacer una composición con los huecos de la fachada - se refería a un edificio de viviendas que construyó detrás del mercado de la Boquería, en Barcelona -. Después de la conferencia, no pude resistirme a preguntarle, ¿por qué no podemos utilizar los motivos decorativos? La respuesta fue que no podemos, porque es algo del pasado. En el caso de la madera, teniendo en mente la obra de Sam Maloof (por ejemplo), la cualidad de la madera es esencial, aunque no tanto como la forma, que es en su caso fundamental, con esa sinfonía de formas curvilíneas que Maloof era capaz de hacer utilizando sobre todo la sierra de cinta (para modelar a grandes rasgos las piezas, como si se tratara de un escultor) y después el bastrén, y seguramente luego la lija, aunque lógicamente esto no aparece en los videos - el polvo de serrín es cancerígeno -.

 En cuanto a Krenov, este practicó lo que él denominó the amateur approach, es decir, podía emplear en la construcción de una pieza mucho más tiempo del que le dedicaría un fabricante de muebles. Esta es quizá otra manera de decir que la construcción de muebles puede verse como un arte, pero el interés de Krenov está sobre todo en una especie de veneración por la madera: You are in love with wood, le dicen en una ocasión, a lo que él responde Yes, I am. Comparto absolutamente esta idea, como él dijo, si tengo unas tablas, o unos tablones, en mi taller es de alguna manera como si tuviera un tesoro, y en ese sentido diría que he llegado a comportarme con avidez a la hora de conseguir piezas que pasan por delante de mí, y no siempre lo he conseguido.

Llama la atención que tanto Nakashima (de familia japonesa), como Maloof (de familia libanesa), Krenov (de familia rusa) y Frid (nacido en Dinamarca) son autores de primera o segunda generación en América. Como dijo Frid, si uno se va al extranjero, quizá trabaja mejor ...


En cuanto a los maestros de los que aprendí, David Charlesworth y Rob Cosman, si bien tenían un absoluto dominio de la técnica (David prefería su cepillo Stanley y Rob su serrucho de costilla), estos centraron o centran su carrera en enseñar a otros lo que ellos habían aprendido de otros (nada menos que de Peters directamente), que no es poco, y al mismo tiempo a ejercer de representantes comerciales de las grandes marcas de herramientas, como por ejemplo Lie Nielsen.

La pregunta que surge inmediatamente es qué hay de todo esto en España. Hay desde luego grandes diseños de arquitectos o diseñadores españoles para muebles, por ejemplo las mesas de Benedetta Tagliabue en forma de guitarra, pero en la época a la que nos referimos apenas ha habido en España, que yo sepa, designer-makers en madera. Jean-Baptiste Van den Heede (en El Escorial), Frank Buschmann (en Carnota, Galicia) o Israel Martín en la Montaña, en el valle de Torazo (Cantabria, este aprendió de Garrett Hack), todos ellos grandes ebanistas, y si se me permite, yo modestamente.

Hace mucho tiempo que me di cuenta de que la ausencia de diseñadores-ebanistas en España es como “la pescadilla que se muerde la cola”. Probablemente hay una clientela potencial de gente que podría permitirse el pequelo lujo de pagar una pieza de cierto precio, un poco más caros que los objetos producidos por las compañías multinacionales de venta en muebles expandidas por todo el mundo. El problema es que la gente no busca este tipo de objetos porque cree que nadie los fabrica ya, de manera que los carpinteros son aparentemente una especie en vía de extinción, excepto lo que se refiere a talleres que todavía resisten fabricando armarios empotrados o muebles de cocina, pero ¿quién va a encargar hoy una mesa de comedor y aún menos unas sillas?

Como me dijo Jesús Pazos en una ocasión: paciencia, todo llegará ...


Referencias:

- entrevista a Tage Frid (1980-1982)

https://www.aaa.si.edu/collections/interviews/oral-history-interview-tage-frid-11852

 - entrevista a Sam Maloof (10-11 enero de 2002)

https://www.aaa.si.edu/collections/interviews/oral-history-interview-sam-maloof-12518

- entrevista a James Krenov (12-13 de agosto de 2004)

https://www.aaa.si.edu/collections/interviews/oral-history-interview-james-krenov-11905

- James Krenov, The Impractical Cabinetmaker (New York: Van Norstrand Reinhold, 1979, reeditado recientemente por Linden Publishing).




No hay comentarios:

Publicar un comentario